Long Island, Nueva York: relajo, compra, vino y cena

Mi primera parada fue Fire Island, cuya mayor parte tiene una tarifa para autos. Hay un ferri rápido que te lleva desde Long Island hasta un área silvestre prácticamente virgen e inmaculada.  Dado que hay muy pocos autos, la visita a Fire Island se siente como un retroceso en el tiempo, a una forma de vida completamente distinta y mucho más simple. En tu camino encontrarás ciervos en vez de vehículos motorizados.

Mi objetivo en esta visita era conocer el faro, uno de los más altos de Estados Unidos. Opté por viajar por la autopista Robert Moses State Parkway hasta la parte más occidental de la isla y desde ahí, caminar hasta el faro.  Después de eso, escalé los 182 peldaños hasta la parte superior de la torre. Valió la pena todo el esfuerzo de subir esas escaleras. Las vistas son sorprendentes y se podía observar Fire Island completa, además de las áreas circundantes.

Mi siguiente parada era participar en una de mis actividades favoritas: degustación de vino. Las condiciones climáticas ideales hacen de Long Island un lugar perfecto para que viñedos y bodegas se superen a sí mismos. El viñedo Baiting Hollow Farm Vineyard es uno de los 50 productores de vino en la región. Mi parte favorita de la visita (aparte de la degustación) fue ver los caballos que han sido rescatados por la organización de rescate de caballos Baiting Hollow Farm Horse Rescue. Incluso hay caballos miniatura. A algunos de los deliciosos vinos se les pone el nombre de los caballos, como Mirage, un red blend “estilo de Burdeos”, cuyo nombre pertenece a un caballo árabe rescatado en 2007.

Luego de conducir un poco más por North Fork, llegué a las calles rodeadas de árboles del centro de Mattituck. Love Lane en Mattituck resultó ser el lugar perfecto para pasear y comer. Probé el queso más asombroso en The Village Cheese Shop. Era una variedad francesa maravillosa, cremosa y tipo natilla, llamada Cremeux de Augustins, la que, de acuerdo con el personal de la tienda, posee una “calidad arbórea y especiada”. Después, me comí una pizza fabulosa en Love Lane Kitchen, una ensalada para alimentar a un regimiento en Ammirati’s y, para finalizar, algo dulce en Love Lane Sweet Shoppe. Teniendo todo en consideración, me fui del pueblo muy satisfecha.

Después de salir del encantador pueblo de Mattituck, fui a descubrir algunas de las numerosas opciones de tiendas disponibles, como uno de los centros comerciales más grandes del estado de Nueva York, Roosevelt Field Mall.

Si me pidieran un consejo para ir de vacaciones, les diría que vayan a conocer Long Island y todo lo que tiene para ofrecer. La decisión es así de simple. Basta de leer y comienza a planificar tu viaje.